-El diablo está libre y en la tierra, Charly Frías. ¡El diablo está libre!
No había entendido el trágico significado de mis palabras -que se las dije a mi amigo con la euforia de quien incita despilfarro- hasta cinco días después de haberlas pronunciado, en febrero del año pasado.
Sí: había liberado al diablo en el desentierro del carnaval por séptima vez consecutiva. Vi al muñeco rojo volar por el cielo y caer al piso frente a mí, mirándome con sus ojos azules, para luego perderse entre quienes lo tomaban con sus dos manos y arrodillados le pedían en silencio. Le daban vino, chicha o aloja, lo tiraban para arriba y seguían bailando al aire libre en Volcán, la primera parada de la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, el extremo norte argentino.
En este pueblo perdido de apenas 200 casas, treinta años atrás, Lucinda, mi mamá, vivió clandestina, oculta de los militares que se la querían llevar junto a mi hermano, que le pateaba la panza con bronca, como si antes de nacer supiera que ya se habían llevado a su papá.
Y yo estaba ahí otro año de nuevo, saludando otra vez a quienes conocían su historia porque la habían vivido junto a ella. Sabían que había sido medalla de oro en el secundario en Metán, Salta. Y que era la ilusión de la familia, la esperanza de que por primera vez algún Bazán llegara a la Universidad. La mandaron a Tucumán, porque en Salta no había. Ingresó en Pedagogía, se enamoró de Daniel Noli, un estudiante de medicina, y militó en Juventud Peronista, pese a que mi abuelo, un ferroviario rudo que jamás negó cariño, era comunista y ferviente anti-peronista.
Le duró pocos años, entonces, Tucumán. Los años 70 se ponían duros. Desaparecían conocidos, amigos y hasta que un día su novio no volvió a casa. Tenía en la pansa a quien sería llamado por todos Danielito. No aguantó más el terror de perderlo en vida. La naturaleza no prepara a los padres para que vean morir a sus hijos, ni para que se los expropien. Y entonces se fue al Norte, donde no los encontraron.
Voy junto a ella siempre en carnaval, ahí, a Volcán. Invito amigos, me arrojo el vino del cartón en la cara y tomo lo que puedo. El resto cae sobre la remera y ando así sin dormir de una punta a la otra en el pueblo. Festejo la libertad del diablo en la tierra, como si fuera que me abrieron las puertas del cielo.
Cuando el año pasado volvíamos de Volcán, abrí el portón eléctrico de mi casa con el control remoto, desde arriba del auto. Vi que salió mi perro, apurado y torpe como siempre. Avancé y sentí un aullido breve, cortito. La perrita salchicha de mi vieja había salido por detrás y no la vi. La maté. Le maté la mascota a mi vieja. La tenía hace tres años y cuando mi mamá volvía de la escuela, de enseñar, la saludaba primero a ella y recién a nosotros, sus hijos. Se la llevó el diablo, que andaba libre porque yo venía de liberarlo. Se llevó él, no lo dudo.
Dos semanas después volví al entierro del carnaval, rito opuesto al anterior en que se cava un pozo y se guarda bajo tierra al muñeco del diablo hasta el año próximo. Lo insulté por haber dejado lágrimas en mi casa. Y se acabó la fiesta ilusa, ficticia, engañosa, tal como la usaban los españoles para demostrarle a nuestros aborígenes que tenían libertad y que podían emborracharse y bailar durante los tres días del carnaval. El resto del año, esclavitud. Y tristeza.
Sin fecha
Hace 11 meses
24 comentarios:
Bro cada post tuyo me llega de una manera impresionante, tus palabras me llegan, me emocionan y se me quedan en un rincón del alma… DELICIOSO.
Abrazo.
redactor
o
contador de cuentos
no importa.
me gusta leer.te acá.
Me saco el sombrero... y me emocioné...
Que bueno haberte encontrado.
Un abrazo amigo y buen año para vos también!
Me confundí de mail pero soy yo igual jaja
Maravilloso relato querido amigo. No puedo evitar recordar las veces que me invitaste y nunca puedo ir. Espero que algún año podamos ir juntos, y ser testigos de la libertad!
Un abrazo emocionado, camero
impecable, emocionante y profundo...
(cuando hablas de ese diablo, relatas lo que muchos jujeños sienten en el carnaval y no saben como expresarlo...
un abrazo grande hermano... te quiero mucho
andres cheda
pd: no entiendo porque todavia no te puedo leerte en algun importante papel...
otro abrazo
a.cheda
Hola Pedro ¡Qué pluma! ¡Qué historia! Me encantó, gracias por compartirla. Besos
Muy bueno vieja, creo que pone de manifiesto la pulsiòn vital del carnaval. Saludos
hola pedro
Hola chango!
Bueno.. muy bueno
En Tucumán no hay mucha tradición de carnaval más que joder con las famosas y ponderadas bombuchas.
Fui al de Salta y es mágico. Jujuy, cuenta pendiente.
Un abrazo de un simple lector de blogs
mei mejor experiencia de carnaval fue el 1 de enero en maimara Jujuy, sacando el diablo a pasear solo por un dia, con vino en carton y ahharina en los ojos.,
muy buen post, te felicito
tucuMALA
para los hambrientos de justicia. Va una de Romero y El Tribuno vos lo conocés. www.politicaymedios.com.ar
(el saludo era porque quería leerte)
Dos adjetivos que comparten letras para estos dos relatos: sobrios, soberbios. Un abrazo, viejo Píter. Y que le sigás conectando esos nudillos a la quijada de la muerte...
Quede muda, paralizada.
Hacia tiempo que no sentia lo que sentí al leerte, hacia tiempo que no te leia.
Me pregunto si será casualidad, justo hoy debes estar en ese lugar. Sabes que siempre quise compartirlo con vos... quizas algún día. La vida dirá.
Pienso que no hace falta que diga quien soy. Un Abrazo.
Hermano... cuánto lamento no estar ahí con vos a pesar de tu insistencia, es que me espera Manu... Prometo brindar con vos en lo inmediato... Abrazo mi bro.
Primer amanecer de nuevo al resto del año. Me conecté buscando una relectura de tu "Volcán" y sí, ahí estaba una nueva interpretación, al instante fue leer desde la experiencia, desde el compartir sensaciones.
Cuando lo leí la primera vez me había quedado con lágrimas en los ojos, pero más que otra cosa me quedó una impresión que no pude dilucidar hasta que por fin llegamos y vi a la gente brindando con la tierra madre y a vos ahí, arrodillado. Fue increíble para mí, un aprendizaje que me llenó de renovación, de alegría y corazón. Fue MÁGICO!
No sé si se puede compartir la conexión que sentí, al menos quería agradecerte.
Siempre voy a agradecerle a Charly el haberme invitado y a tu familia el haberme acogido, me sentí en casa, no sólo por el lugar que me alumbra sino también por todas las personas con las que compartí en mayor o menor medida.
Cuando Charly me preguntó si iba con ustedes, al no estar enterada dudé en aceptar su próxima invitación y, como le dije ayer mientras volvíamos a casa, no me arrepiento de haber ido de sorpresa.
Gracias y hasta la próxima!
Peri me encanto el relato...realmente despues de leerlo es que entiendo cuanto significa "el carnaval" para la familia.. gracias!!SOLE
HOLA BUENISIMO ME GUSTO MUCHO TU BLOG DESDE
F
O
R
M
O
S
A
Te acompaño
bsos , que andes de luzzzzzz
Excelente Post, me saco el sombrero ya la primera vez que paseo por acà.
De verdad es muy emocionante lo que escribiste.
Saludos
Se me pianto un lagrimón. Pedro, las que leí fueron fuertes palabras,muchos sentimientos y pensamientos que golpearon mi cerebro. Me hiciste emocionar a mí también.
Saludos
Rafa
Actualizá el blog! me gusta leerte!
Beso
Al salchicha lo mataste vos despues de tanto vino, chicha y aloja.
Publicar un comentario