viernes, 2 de enero de 2009

Gonzalo Correa, amigo

El 1 de enero de 2002 a las 10 de la mañana, Gonzalo Correa, mi amigo y vecino, estaba parado en la esquina de mi casa. Yo llegaba mareado de alguna fiesta de año nuevo. Caminaba con dolor en las plantas de los pies porque las ojotas plásticas no son buenas para pisar sobre piedras. Gonzalo estaba ahí, ruludo, morocho y flaco. Tenía sánguches de miga blanca en las manos y conversaba con Japi, otro vecino, bajo el sol y entre la humedad insoportable de Tucumán. Los saludé como pude, dije "changos" apenas, me ofrecieron comida y no la acepté, dí unos pasos más y saqué la llave del bolsillo.
Unas horas después tomé un bus hasta Mina Clavero, Córdoba, junto a seis amigos más. Eran las vacaciones de verano. Gonzalo había prometido que si podía iba a ir después, que esperaba conseguir alguien que lo llevara en auto o alguien que lo acompañara por la ruta para ir a dedo.
No llegó Gonzalo. Llegaron, sí, noticias suyas. Mi gran amigo Carlao, quien también había demorado su partida, llegó a Córdoba un martes. No se por qué putas estoy seguro de que era un martes. Tenía la mochila en la espalda y traza de haber dormido mal en el colectivo. Apareció mientras almorzábamos polenta. Alguien se quiso parar para saludarlo con un abrazo y una sonrisa. Él no dijo nada. Levanto la mano izquierda mostrando su palma, que temblaba lenta. Sus labios estaban pegados, apretados uno sobre otro. Y recuerdo la gota de sudor que le caía de la patilla. Y ahí vi la muerte en su cara. Porque la muerte, por lo menos los martes, tiene rostro. Mi amigo, valiente, dijo antes de que saludara:

-Pasó algo. Gonzalo Correa tuvo un accidente cuando venía para acá. Venía con El Chapa. Hicieron dedo, no se dónde, y el auto chocó. El Chapa está bien, está fuera de peligro. Gonzalito murió cuando lo llevaban al hospital. No les quise contar por teléfono.

Cuando volví a Tucumán fui a buscarlo a Nicolás Butti, uno de sus mejores amigos. Fuimos al bowling, pedimos cerveza, hablamos muy poco, casi nada, y después nos despedimos con un abrazo largo.
Lo lloré varias veces. Incluso creí verlo muy parecido a un compadre colombiano, Andrés Wiesner, en Cartagena de Indias. Se lo dije, le conté la historia y esa noche soñé con Gonzalo. Lo soñé en la esquina, en Houssay y Salk. La misma por la que pasé hace unas horas cuando venía borracho del festejo. No había sol esta mañana. Sólo unos perros marrones que se disputaban una bolsa de basura y un bocinazo perdido que llegaba desde la avenida Aconquija.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Puff, me acuerdo de ese accidente. El hermano de Gonzalo era amigo mío. Qué bueno que volviste al ruedo. Siga escribiendo, que lo hace lindo. Feliz año, colega. ¡Salud!

Anónimo dijo...

Porque la muerte, por lo menos los martes, tiene rostro.
Para qué decir más?
Saludos Pedro
Bruno

Rocío Ovalle dijo...

Empecé a leer tu blog de casualidad y me quedé prendada de tus letras... después vi que eres periodista y entendí. La historia es dura pero tiene algo que me encanta: tu manera de sentir las cosas. Quizá Gonzalo se despidió de ti esa noche, en forma de sueño.

Un beso desde el otro lado del mar.

el Rafa dijo...

Pocas cosas despiertan tanta tristeza como la perdida de un amigo. Excelente relato.
Abrazo.

Juan Pablo Sosa dijo...

Una vez, a causa de un accidente, estuve a punto de perder a un amigo. Por suerte, sólo quedó en un susto, para transformarse en un feo recuerdo.
Abrazo bro, me alegro que hayamos compartido varios tragos en el tiempo que estuviste.
Feliz año y salud!

Juan Pablo Sosa dijo...

Vieja, nunca me pasaste la explicación para el contador

Victoria De Masi dijo...

un abrazo desde aqui.

macanudas* dijo...

nuevodiseño
nuevoescalofrío

y la misma forma de contarnos las cosas

Ø dijo...

Oiga, Noli: Buen texto.

A ver cuándo nos vemos. Abrazo grande.

Marco Lamoglia dijo...

"Pocas cosas despiertan tanta tristeza como la perdida de un amigo"... cuanta razón tenés Rafa. A mi me pasó en el 98, cuando un amigo se suicidó el día anterior a cumplir 15 años. Durisimo.
Con respecto a tu nota Peter, tremenda, y me acuerdo de tu regreso, cuando nos juntamos y quebrado me contaste que ese pibe era amigo tuyo. La verdad que muy duro. Te mando un abrazo, nos vemos en un mes jejeje.

Anónimo dijo...

querido, sentida la historia, me trajiste la perdida a fines del año pasado de un querido amigo a mí también...un abrazo Pedrito.

sejo.

don carlao dijo...

excelente.. pasó tanto tiempo dde aquel entonces. Es muy valorable la manera en que expresas los gestos y las sensaciones de aquellos momentos tan tragicos. Todavia me acuerdo y fue muy duro transmitir ese garron en un marco dde todos estaban de farra como sucede en las vacaciones. hta spre gonzalito. Un abrazo

leyonis dijo...

peter, yo recuerdo ese dia con toda claridad, recuerdo volver esa noche de tomar unas cervezas con unos amigos y verla a mi vieja despierta esperandome.

Sentate me dijo...
Los segundos que tarde en llegar al sillon y sentarme, se hicieron horas, sabia que era algo malo, no era normal que este despierta a las 5 de la mañana.

Me dijo que el chapa y gonzalito habian tenido un accidente y que Gonza habia muerto.
Me acuerdo que lloré, siempre que paso por cerca de su casa me acuerdo de el...
Pero siempre me pregunto si no tuve que ver en ese accidente. El chapa y gonzalito me habia pasado a buscar el dia anterior por mi casa, para decirme que vaya con él. Yo no estaba, y de colgado no lo llame cuando volvi, fue un "despues los hablo"
Tal evz si lo hablaba e iba, no los alzaba ese auto, y hoy la historia serie distinta...
Quien sabe. Se extraña la risa contagiosa que tenia el guacho.
Me hiciste traer mucho recuerdos bellos peter con esto. Gracias!

Javier Leoni