jueves, 31 de enero de 2008

Promesas imprudentes


Qué gracioso. Alperovich ahora prometió que dentro de dos meses licitará 700 casas para las familias que viven a orillas del Río Salí y que corren el peligro de inundarse, como todos los años. ¡Pero papá! ¿Tanto te costaba construirlas antes que lleguen las aguas de enero? ¿O no sabías que iba a llover y que esas familias pobres corren peligro?

Dejo un reportaje publicado el 1 de febrero. Cuenta la historia de un niño que pasó la mitad de sus veranos en un centro de evacuación. El drama se repite todos los años, pero la solución nunca llega. Si quieren leerlo hagan clic en la foto de la página del diario.

miércoles, 30 de enero de 2008

Fiero como un tártaro

Dos impresentables: El negro Oscar González Oro y Babi Echecopar. El primero preguntaba y el segundo contestaba, la semana pasada en uno de esos programas de CN5.

G.O. -¿Qué hecho te gustaría cubrir como periodista?

E. -Ver cagar a la reina de España. Porque la reina también caga.

Después de la primicia de Echecopar, empezaron los chistes obvios, burdos y repetidos sobre el tema. ¿Hasta cuándo habrá tipos que entiendan el periodismo como esto? Como el perro del Indio Solari, que vive su mundo al revés. Pero para mal en este caso.

lunes, 21 de enero de 2008

Una tonelada de merca (o bueno, por ahí)

Ni un gramo más, ni uno menos. Justo 1.100 kilos de cocaína secuestró la policía el sábado, en un operativo en Avellaneda. Los medios argentinos publicaron la cifra redonda, redondita ¿Habrá sido justo esa cantidad? ¿Ni un poquito más? ¿Ni un poquito menos? La suma gigantesca merece precisión. O por lo menos que se informe que con exactitud cuánto pesó la policía ¿O a la cana también le dio justo 1.100 kilos? El botín está valuado en 50 millones de euros, también redonditos, según La Nación. El kilo de esa papusa vale entonces 454.454,45 euros. Así que si por ahí se perdió un gramito, alguien habrá ganado unos euros. Por lo pronto a los lectores ya nos los ocultaron.

martes, 8 de enero de 2008

Explotó el verano: culos y más culos en el noticiero



Llega enero y llegan las tetas y los culos a la hora de las noticias. Invaden. Y ahí está el peladito de Telefé Noticias buscando qué vuelta de tuerca le da a la información que sale de la costa: los nuevos (¿nuevos?) y alcohólicos afters bitch, la repetida invasión de extranjeros, los cuatriciclos de cuatro ruedas y las cabalgatas en caballos de cuatro patas. Algo hay que mandar para la transmisión diaria. Puros pretextos: las imágenes son siempre las mismas, sólo cambia el color del bikini.
¿Una contribución a lo peligroso del desenchufe?

sábado, 5 de enero de 2008

Pigna, el subjetivo

La objetividad es falsa y pocos son los historiadores y los periodistas que la desmienten. Están aquellos que con sus relatos secos se creen dueños de la verdad, los hipócritas autodefinidos como objetivos, despasionados y que afirman que sus textos no tienen intención, como si el ser humano pudiera actuar sin intención. Menos aún, cuando cuenta lo que pasó.
Y están los otros, los sinceros, los que eligen decir quiénes son y dejar claro por qué escriben lo que escriben; cuál el sentido de una crónica, cuál es el sentido de un diario.
El historiador bonaerense y mediático, Felipe Pigna, reafirma esta postura en su libro Lo pasado pensado, un excelente repaso de la historia argentina entre 1955 y 1983, que leo en estos días. Dice, en la introducción a modo de prólogo: “Renuncio explícitamente a la declamada e hipócrita objetividad, proclamada y reclamada por los mas obvios opinólogos y algunos pretendidos dueños de la historia”.
Pigna mantiene el mismo tono dentro del libro, compuesto por entrevistas a muchos de los protagonistas de aquellas décadas: Hay una pregunta y varias respuestas, cada uno defiende su verdad. “Cada capítulo comienza con una introducción al tema en la que el lector podrá conocer mi opinión histórica sin objetividades seudoacadémicas”.
Ya había escuchado palabras como estas. Habían salido de la boca del periodista y maestro español Miguel Ángel Bastenier, quien frente a la objetividad, proclama el juego limpio, la honradez y la sinceridad del autor.