-Acá tenemos las mujeres más hermosas del país, pibe. Las más lindas del mundo están acá- dijo sin quitar las manos del volante ni los ojos del parabrisas.
-Sí, sí, lindas hay, como en toda la Argentina -respondí, mientras sacaba la vista del diario que tenía sobre las piernas y miraba a la calle, y luego avancé en mi sustentada teoría. -Pero pasa que acá son muchas mujeres, entonces sí o sí tiene que haber varias lindas por cuadra. Cuestión de cantidad, amigo.
- ¿Pero qué decís? -saltó sorprendido como monja orteada. - Hace 20 años que estoy arriba del tacho y no hubo un día que no vea un minón. Mirá esa flaca, pibe, mirá esa flaca. Me la como con fritas...
-Claro que hay chicas lindas en Buenos Aires -contesté relajado y con seguridad, y volví la mirada al diario. -Pero los porteños, como usted, creen que tienen las minas más lindas del país, las minas más lindas del mundo. Y no es así. Mire: el Índice de Cabeceada por Cuadra (I.C.C.) es mayor en Córdoba, Rosario y en Tucumán. Después sigue Santa Fé, Buenos Aires y Mendoza.
-Me hacés reir, pibe...Índice de Cabeceada...Índice de Cabeceada... ma qué índice de cabeceada -repetía y negaba con la cabeza mientras buscaba el Philip Morris 20 común abajo del freno de manos-. ¿Fumás?
-Fume, fume. Fume tranquilo. El Índice de Cabeceada existe. Dos amigos míos lo inventaron -dije y me avalancé lentamente sobre el asiento delantero, mientras lo miraba a los ojos por el retrovisor.-No se lo diga a nadie porque les llevó años crearlo, por el tema del viaje por el país, ¿vio? Lo hicieron así: Uno se paraba en la esquina y contaba la cantidad de mujeres que pasaban en una hora, al cierre del horario comercial, hora pico de mujeres. El otro se quedaba en la mitad de la cuadra y contaba las veces que no podía resistirse a girar la cabeza cuando pasaba alguna de estas señoritas. Y ahí lo tiene: se divide las chicas que pasaron en las veces que cabeceó mi otro amigo y listo, el Índice de Cabeceada por Cuadra, papá.
-Me estás cargando...
-Le digo en serio, el Índice existe. Esos chiflados lo inventaron - afirmé, solté aire, y volví el cuerpo para atrás.
- De eso puede ser que no dude, flaco - dijo y giró la cabeza a la calle mientras frenaba al llegar al nuevo semáforo. -Lo que me parece raro es que no estemos primero.
-Me estás cargando...
-Le digo en serio, el Índice existe. Esos chiflados lo inventaron - afirmé, solté aire, y volví el cuerpo para atrás.
- De eso puede ser que no dude, flaco - dijo y giró la cabeza a la calle mientras frenaba al llegar al nuevo semáforo. -Lo que me parece raro es que no estemos primero.
El resto del viaje se la pasó hablando de todas las mujeres que conquistó cuando tenía mi edad, 26 años. "Cuando tenía tu edad...", decía cada vez que empezaba una frase. Y más de una de sus conquistas era de alguna provincia; "del interior", detallaba como si Capital Federal no quedara dentro, en el interior, del país. Todas sus chicas, decía, eran princesas y él, un león en la cama.